(Juan Carlos Hidalgo / EFE)
El llamado fin de la ultraactividad, previsto para el 7 de julio, supondrá que los convenios colectivos que caduquen se queden sin efecto.
En caso de que un convenio de empresa quede sin efecto, se pasa al
sectorial; de no haber uno sectorial, el único paraguas es el estatuto
de los trabajadores.
Según datos de patronales y sindicatos, aún hay 1.324 convenios de
empresa y sectoriales pendientes de firmarse, y que afectan a 1,9
millones de personas.
El próximo 8 de julio las condiciones laborales de casi dos millones de
trabajadores españoles podrían verse sensiblemente empeoradas. Y es que
ese día se da fin a la llamada ultraactividad de los convenios
colectivos. Esta regulación hasta ahora permitía que, cuando un convenio
caducaba, seguía vigente hasta la firma del siguiente, lo que
garantizaba unas condiciones a los trabajadores aunque el acuerdo con la
empresa no se alcanzara.
Sin embargo, en la pasada reforma laboral se aprobó que dicha
ultraactividad se acabara (una de las peticiones tradicionales de la
patronal).
Esa fecha ha llegado, y será el domingo. Todos los convenios
pendientes de renovar dejan en teoría de aplicarse, lo que deja abiertas
dos posibilidades, al margen de los acuerdos concretos que puedan
alcanzarse en cada empresa.
En el caso de los trabajadores protegidos
por un convenios de empresa, éstos pasarían a estar cubiertos por uno
sectorial (si lo hubiera).
En el caso de los convenios sectoriales,
estos darán paso al Estatuto de los Trabajadores, la normativa laboral
mínima en España.
En riesgo están todos aquellos complementos y derechos extraordinarios
conseguidos durante años de negociación entre sindicatos y patronal.
Y
es que los convenios sectoriales son un mínimo del sector y suelen
contemplar unas condiciones menos ventajosas para los trabajadores que
los convenios de empresa.
Lo mismo ocurre con el Estatuto de los
Trabajadores con respecto a los convenios sectoriales.